Me equivoqué contigo, me equivoqué a lo grande,
¡Quien lo hubiera dicho…que triste fue amarte!
Te reconocí una tarde, salías de la iglesia,
tu paso apresuraste y me dijiste…
que a ciegas, en ti confiara
y al sacerdocio renunciabas.
Que a pesar del tiempo transcurrido,
me seguías queriendo y no habías conseguido el olvido.
como sandia te creí y en tus brazos caí,
sin imaginar que debatías entre el amor y lo Divino.
Me equivoque contigo, me equivoque tan mal,
tu ego desmedido no te permitió cumplir.
Tu ambición de llegar al Vaticano y convertirte en cardenal,
Se interpuso en el camino.
Fue mayor lo que anhelabas, que a pesar de tu envestidura
mediaste el amor que me dabas sembrando pecados y dudas.
Me equivoque contigo y cuan caro has pagado,
traicionar al Dios Bendito por haber apostatado.
Creíste que podías ser hombre y obispo
pues ya ves que gran error y cobardía has cometido,
ya que tu nombre se ha borrado del libro de la vida,
y yo ya no volveré a caer en tu hipocresía.
Y ni si quiera puedo nombrarte
en presencia de nuestro niño...
¡Qué ya no es tan niño!
¡Yo sí, me equivoque contigo, pero del Señor no te burlaste!
y hoy, a solas lloras tu perjuicio, ya que al tratar de evaluarte
al fin has comprendido que no ya puedes servir al Padre de Arriba
y muchos menos… a ese hijo que no supiste recibirlo,
aunque hoy lo reclames con lagrimas y suspiros.
DORA SILVANA BULBO
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejanos tus comentarios: