Ya pasado el mediodía y faltando pocos km. para llegar al lugar soñado, Joaquín suavemente apoyó su mano en la mejilla de Rubí acariciándola para despertarla. Ella responde con un gesto cariñoso. Horas más tarde ya estaban acomodados en el refugio, pudiendo apreciar el crepúsculo sobre la selva, montada sobre la serranía tornándose un manto rojizo oscuro, mientras el sol va fusionándose entre los bellos reflejos del cielo coloreado de ocre, anaranjados y rojizos confundiéndose con la misionera tierra colorada; que ni por un instante dejan de emitir sus sonidos y aromas. El espectáculo único lo disfrutan con toda plenitud desde una de los ventanales de la habitación.
Así con este entorno crepuscular todo está previsto en este pulcro y calido refugio hecho con maderas de arboles tumbados.
Al bajar la temperatura se enciende la salamandra con leños de canela viada que hace agradable la estadía. Dejándose llevar por la magia del lugar recostados en una de las hamacas paraguayas que con su vaivén que sube y baja como el péndulo de un reloj asemejándose a la galería del lodge Tacuapi; del otro lado de la habitación se puede apreciar aún más esta mezcla de colores que sólo el cielo crepusculino Misionero quedará fotografiados para el recuerdo de Joaquín y Rubí.
A la hora de la cena le sirven un suculento ticueí (guiso de carne, verdeo, pimienta, sal con reviro y jugo de naranjas)
Luego un paseo por Aristóbulo del Valle, sienten el aroma de las selvas perfumadas por los lapachos, mientras una nube de vapor despega del suelo colorado y levanta una intensa fragancia a tierra mojada, todo se conjuga con este entorno que hace de los placeres nocturnos, un hermosísimo paisaje plasmado en una foto, como la que estamos observando en este momento y si le agregamos un poco de imaginación, sería como estar viviéndolo nosotros mismos.
¡Quien no desearía en estos momentos estar allí!
DORA SILVANA BULBO
Así con este entorno crepuscular todo está previsto en este pulcro y calido refugio hecho con maderas de arboles tumbados.
Al bajar la temperatura se enciende la salamandra con leños de canela viada que hace agradable la estadía. Dejándose llevar por la magia del lugar recostados en una de las hamacas paraguayas que con su vaivén que sube y baja como el péndulo de un reloj asemejándose a la galería del lodge Tacuapi; del otro lado de la habitación se puede apreciar aún más esta mezcla de colores que sólo el cielo crepusculino Misionero quedará fotografiados para el recuerdo de Joaquín y Rubí.
A la hora de la cena le sirven un suculento ticueí (guiso de carne, verdeo, pimienta, sal con reviro y jugo de naranjas)
Luego un paseo por Aristóbulo del Valle, sienten el aroma de las selvas perfumadas por los lapachos, mientras una nube de vapor despega del suelo colorado y levanta una intensa fragancia a tierra mojada, todo se conjuga con este entorno que hace de los placeres nocturnos, un hermosísimo paisaje plasmado en una foto, como la que estamos observando en este momento y si le agregamos un poco de imaginación, sería como estar viviéndolo nosotros mismos.
¡Quien no desearía en estos momentos estar allí!
DORA SILVANA BULBO