Levantarme temprano
muy por la mañana,
encontrar la sonrisa
del ser que me ama.
Preparar el desayuno
sin prisa y sin desgano,
ver como de a poco
el día va aclarando.
Salir a la calle,
mezclarme entre la gente,
sonreír al vecino
que me saluda diligente.
Respirar profundo,
enfrentar la vida,
realizar las tareas
de todos los días.
Me gusta contemplar
la lluvia desde mi ventana,
me gustan los recuerdos
de otras mañanas,
me gusta el sol
que me acaricia en el invierno
y me gusta su cariño
tan fiel y tan tierno.
Porque a pesar de todo,
a pesar del tiempo,
todavía disfruto,
todavía siento,
que esas pequeñas cosas
son las que yo amo,
las que forman mi vida,
mi hacer cotidiano.
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