Hace ya tantos años que en tu ser me cobijé, que tendré que recurrir a los laberintos de la memoria para contar esta historia.
Ya tenías muy asumido que se te había pasado la edad, pero… una noticia totalmente inesperada no tardó en llegar, entre dudas, dificultades, vacilaciones y temores, igualmente resolvieron viajar. Entonces allá, por el año 1957 salen de la isla de Cicilia (Provincia de Ragusa, Italia) decidieron emprender un largo viaje, llegar a una tierra extraña.
Pasamos por Francia, Lisboa, Madrid, Brasil… Paramos en cada puerto, para comprar algún que otro recuerdo de cada lugar, un hermoso paseo por el océano, en un “gran velero” donde se bailaba, íbamos al cine, de compras, almuerzos y cenas en primera clase, camarotes tipo hotel, mientras nos balanceábamos según las corrientes marinas… nos acercábamos a la meta deseada de antemano.
Un mes antes de terminar ese año, yo llegué a destino; tú lógicamente llegaste a la ansiada América, antes que yo.
¡La llamaban, la tierra de los emigrantes!
O sea que entre novedades, tropiezos y sorpresas nos fuimos conociendo cada día un poco más.
Cuando nos sentábamos a conversar, rara vez coincidíamos, siempre que tu decías negro, yo quería blanco; aunque nuestras almas eran parecidas casi nunca llegaron a igualarse. Aún así, solo quería estar a tu lado, necesitaba tu protección, los miedos desaparecían cuando recibía ese dulce beso, acompañado de mis cuentos predilectos que noche tras noche me contabas antes de ir a dormir.
Pasó la niñez, llegó la adolescencia. ¡Después, todo se fue dando demasiado rápido!
¡Recuerdo cuántas veces lloré a escondidas, cuántas veces callé para no causarte heridas! Es que a pesar de tu fuerte personalidad, yo te veía como una delicada muñeca de porcelana blanca, bonita… pero frágil y pálida.
Tal vez no pude cumplir con todas tus expectativas, mas de nada me arrepiento, sé por propia experiencia que no todo lo que esperamos de aquellos, que son nuestra prolongación de vida, hacen lo que nosotros queremos, la vida es así y así seguirá, cada criatura nace y luego emprende su propio vuelo. ¡Claro, que el transcurrir del tiempo me ha hecho comprenderte mucho mejor! Pues esas canas me dicen muy tristemente… Que han pasado muchos…muchos años. La edad no perdona, sigue su marcha despiadada, cruel, y ahora no se cuando me entiendes o cuando vives en otra dimensión aunque estemos juntas una y otra vez.
¡Siento pena y dolor! ¿De qué puedo hablarte, qué puedo contarte? Si todo lo olvidas, vives en tu mundo, se te escapan los pensamientos por culpa… Por culpa de la vida que pasa, sólo pasa. Si empiezo a meditar termino por llorar.
¿Más sabes qué? Te quiero y te sigo amando, ahora mucho más que antes. Sí querida mamá, mucho más, no importa como estás, sé que estás y nada cambiará entre nosotras. Aún puedo sentir ese inmenso amor, sé que tu también, por más que te pierdas a cada instante, y deba recordarte vuelta y vuelta las mismas palabras, sé que es en vano, pues así maltrata la edad, no tiene piedad… no obstante nada importa ya, nada podrá cambiarse…
¡Ah, se me olvidaba aclararte, que de tanto describirme como era España, Portugal, Brasil, Italia, las fui conociéndolas a través de tus ojos y tus relatos!
¡Cómo quisiera volver a cobijarme dentro de tu ser! ¿Y por qué no volver a nacer?
DORA SILVANA BULBO
Pasamos por Francia, Lisboa, Madrid, Brasil… Paramos en cada puerto, para comprar algún que otro recuerdo de cada lugar, un hermoso paseo por el océano, en un “gran velero” donde se bailaba, íbamos al cine, de compras, almuerzos y cenas en primera clase, camarotes tipo hotel, mientras nos balanceábamos según las corrientes marinas… nos acercábamos a la meta deseada de antemano.
Un mes antes de terminar ese año, yo llegué a destino; tú lógicamente llegaste a la ansiada América, antes que yo.
¡La llamaban, la tierra de los emigrantes!
O sea que entre novedades, tropiezos y sorpresas nos fuimos conociendo cada día un poco más.
Cuando nos sentábamos a conversar, rara vez coincidíamos, siempre que tu decías negro, yo quería blanco; aunque nuestras almas eran parecidas casi nunca llegaron a igualarse. Aún así, solo quería estar a tu lado, necesitaba tu protección, los miedos desaparecían cuando recibía ese dulce beso, acompañado de mis cuentos predilectos que noche tras noche me contabas antes de ir a dormir.
Pasó la niñez, llegó la adolescencia. ¡Después, todo se fue dando demasiado rápido!
¡Recuerdo cuántas veces lloré a escondidas, cuántas veces callé para no causarte heridas! Es que a pesar de tu fuerte personalidad, yo te veía como una delicada muñeca de porcelana blanca, bonita… pero frágil y pálida.
Tal vez no pude cumplir con todas tus expectativas, mas de nada me arrepiento, sé por propia experiencia que no todo lo que esperamos de aquellos, que son nuestra prolongación de vida, hacen lo que nosotros queremos, la vida es así y así seguirá, cada criatura nace y luego emprende su propio vuelo. ¡Claro, que el transcurrir del tiempo me ha hecho comprenderte mucho mejor! Pues esas canas me dicen muy tristemente… Que han pasado muchos…muchos años. La edad no perdona, sigue su marcha despiadada, cruel, y ahora no se cuando me entiendes o cuando vives en otra dimensión aunque estemos juntas una y otra vez.
¡Siento pena y dolor! ¿De qué puedo hablarte, qué puedo contarte? Si todo lo olvidas, vives en tu mundo, se te escapan los pensamientos por culpa… Por culpa de la vida que pasa, sólo pasa. Si empiezo a meditar termino por llorar.
¿Más sabes qué? Te quiero y te sigo amando, ahora mucho más que antes. Sí querida mamá, mucho más, no importa como estás, sé que estás y nada cambiará entre nosotras. Aún puedo sentir ese inmenso amor, sé que tu también, por más que te pierdas a cada instante, y deba recordarte vuelta y vuelta las mismas palabras, sé que es en vano, pues así maltrata la edad, no tiene piedad… no obstante nada importa ya, nada podrá cambiarse…
¡Ah, se me olvidaba aclararte, que de tanto describirme como era España, Portugal, Brasil, Italia, las fui conociéndolas a través de tus ojos y tus relatos!
¡Cómo quisiera volver a cobijarme dentro de tu ser! ¿Y por qué no volver a nacer?
DORA SILVANA BULBO
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejanos tus comentarios: