Quien lo hubiera dicho, que algún día vivirías en cautiverio, al igual que el jilguero que cuando es capturado le interrumpen su señorial vuelo.
Tu que como gorrioncillo siempre acudías a mí, para lo que necesitaras, pero desde hace un tiempo alguien, no se quien, cortó tus alas y ya tu vuelo ha mutilado.
Ya no inviertes tu tiempo en lo que tanto te costó llegar, para forjar tus sueños, con lo que te gustaba ampliar los conocimientos para seguir aprendiendo, para que yo me sintiera orgullosa de ti –eso era lo que me decías- orgullo por la promesa que serías aquel, que llegaría donde los demás no pudieron.
¿Quién, porqué, que te hicieron, para te hayas convertido en lo que eres?
Te has transformado en un ser papel, en una figura llena de desden, en una persona que no sabe quien es.
¡Ay querido! Dulce retoño que solías llenarme de cariño y amor inquebrantable, que nadie era capaz de romper. ¿Quién tuvo la agallas
de destrozar ese temperamento firme, fiel, benévolo hacia mí ser?
¿Qué te han hecho, quién o qué te tiene en cautiverio?
Que ya mis palabras a tu esencia no llegan, que ya mis lamentos a tu corazón han sellado de hielo, y yo… y yo me desangro en llanto, me desgarro en pena al verte caer, estando segura que tu vida esta rodeada de aves de rapiña, de cuervo maliciosos, de arpías; que celosos de nuestro cariño hicieron lo posible para que nuestra noble relación, quedara hecha trizas, convirtiéndola en cenizas, vida transformada en muerte, brasas de fuego transmutadas en escarcha fría, aviesa… mientras mí desquiciada alma en dolor arde, en tristeza se doblega, en desesperanza se muere.
Con todas mis fuerzas, con todos mis bríos, con la furia que la indignación provoca, le imploro al DIOS de las Luces Celestes, resignación, El puso tu semilla en mí vientre, El me enseñó como cuidarte y darte amor y al TODOPODEROSO le exhorto piedad, para que vuelvas a ser el hijo, ofrenda que El mismo sembró cuando aún no sabía como arrullar un niño, porque todavía niña, muy niña era yo.
Señor, te lo pido por favor, termina con este cautiverio, dale luminosidad, necesito tenerlo, que regrese a mí lado, para que la agonía termine con su maldad.
DORA SILVANA BULBO
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