UN ANTES Y UN DESPUES

Pocas palabras, con o sin rimas, poco que decir, un hola, un adiós, un antes, un después, marcó dos vidas, sin reproches,
sin odios, solo un punto de partida, un comienzo, un final… casi sin empezar.
Pero sí, un despertar, la poesía, las prosas, la lírica, tal vez un don en común, así comenzó, así fue, así dolió el corazón de los dos ¿Tenía razón él? puede que sí, que así tuvo que ser.
Dos títeres más, en un escenario poco habitual, o quizás totalmente trascendental, amor, desdicha entre la pasión y/o el amar de verdad.
¡Quién sabe sólo DIOS tendrá adecuadamente… la respuesta precisa!
¿El porqué de lo que fue, y no fue, o no pudo ser?
Hasta donde se puede razonar, el denominador desencadenante… la literatura, que empezó de una manera extraña, inusual, por otro camino, por otro sendero, con muchas curvas intermitentes como luces que confunden, como latidos en cursos o elPocas palabras, con o sin rimas, poco que decir, un hola, un adiós, un antes, un después, marcó dos vidas, sin reproches tic-tac de un reloj.
Vivió y murió un poeta, una ilusión, murió y vivió una rosa, una paloma herida volando a un mundo mejor… Quizás, así tuvo que ser.
Más nunca hubo un volver, entre sus brazos otra vez, allí quedo él, con su experiencia a medias hasta, su barba, su boina, su experimentada edad, con la que decidió dar un paso atrás...
Asimismo siguió ella tempestuosa, rebelde, con su rojo fulgor, entregando lo que aprendió, su estilo, su sello, su idoneidad para marcar otras décadas, otra época, y así… como entre comillas… UN ANTES Y UN DESPUÉS para ambos. Dos vidas, dos estrellas, dos furias, en polos opuestos, dos huracanes con las ideas inversas… y un sinfín de preguntas, misterios, enigmas, que quedarán sin respuestas, como estrofas prohibidas, como rimas perdidas. SOLO UNA ESPINA EN NUESTRA CARNE.

DORA SILVANA BULBO RESPONDE

A PANCHO AQUINO.