HE PERDIDO UN HIJO

Que mis ojos se sequen, para no tener que llorar más,

que mi corazón se transforme en piedra para que no me duela,

y pueda respirar, que mi esencia se vuelva hiedra y así,

así podré amarrarme a las paredes y olvide que tengo brazos,

que no me dejan envolverte ni abrazarte porque no puedo tenerte.
Me dicen que debo dejarte libre… Si siempre te dejé volar,
que no debo retenerte, ni atar… Si jamás te amarré.
¿Cuándo te tuve prisionero?
Simplemente te amé y te enseñé el sendero.

Quisiera perder la memoria para no recordar,

tus locas historias, las cuales me contabas con

seriedad y gracia y hoy solo queda soledad

y amarga desgracia.

Quisiera dormir, si, vivir durmiendo, porque así, así…
Olvido este vacío, este lamento de tener que seguir

en este camino solitario y desierto.

Como dar oídos a los que dicen -esto es así
no hay vuelta atrás, es lo que te tocó vivir-
carai , si fui yo quien lo parí… ¡Cuando apenas, aprendía a vivir!
¿Acaso se puede olvidar, dejarlo de lado,

como si nunca hubiera existido?

Si fue pedacito de mi carne, gotitas de mi sangre…
Tan mía, que acuné días tras días, en largas noches tibias,

en auroras,

y largas tempestades y me olvidé de mí,

mucho más cuando en sus lagrimas de inocencia incomprendida,

se llenaba de indiferencia no percibida,

por quienes tendrían que haberlo asistido en su progresión…

¿Qué hacer? Como atiendo a la gente que aconseja:
-Olvídate de todo, no seas incoherente, viví tu vida-
Si él es parte de esa vida…Si lo fue siempre.

Como decido cortar por la tangente,

si no existe tijera para tales lazos de amor sin quiebra.
Este no es calor nacido de quimera, ilusión ficticia,
pasión callejera, que hoy empieza y mañana se eleva,

no, es sangre de mi sangre, carne de mi carne,

que va marcando con heridas, cada célula, cada vena,

cada partícula que vuela, desde que nacen,

y hasta que nuestro ser, se marchite,

entonces lenta y paulatinamente… muera.

DORA SILVANA BULBO