MENTES ATORMENTADAS

Cuando los tormentos de la mente, comienzan su

tarea destructiva creando en el interior de cada

persona esos fantasmas que llevan a la confusión,

a la incertidumbre,

o a la impotencia, de ir cayendo

desenfrenadamente en aquellos estados

depresivos que conducen

inexorablemente a no poder vislumbrar siquiera

un resquicio de luz para poder continuar,

se produce ese

estallido fatídico que hace eclosión en las fibras

más intimas para expandirse sin control hacia todas las

direcciones y de esta manera lograr su cometido que

no es otro que la ruina de esa abatida vida que se

desmorona como la frágil estructura de un castillo de naipes.
Mentes atormentadas que deambulan con esos espectros de

un nefasto pasado que no les permiten liberarse de él,

hundiéndolos cada vez más en esa ciénaga lúgubre,

oscura y tétrica de tristes recuerdos que no ceden para

poder sanar esas heridas del alma que no se pueden ver

a simple vista pero que están allí abiertas con su dolor

permanente en los corazones de las personas que la padecen.
Se hace muy difícil poder librarse de todo ello, es más parece

imposible, pero no lo es pues en la vida siempre hay una

solución para cada problema tan solo hay que encontrar la

sabiduría de tener la paciencia necesaria de que en algún

momento se hallará la respuesta a ese acertijo intrínseco

que los abatares de la existencia nos colocó en el camino.
Es muy importante tener la decisión de enfrentarlos,

pues así es la única forma de resolver esta problemática

que nos oprime la mente, martirizándonos hasta tal punto

que conlleva a entrar en ese mar convulsionado llamado

desesperación que no tiene otra meta que no sea absorbernos

en sus entrañas para devorarnos y hacernos desaparecer

de la faz de la tierra.
Mentes atormentadas que buscan la luminosidad

del sol para que aleje ese vendaval interior donde

se libra la más encarnizada batalla con aquellas

sombras del pasado al cual queremos desterrar

para siempre de nuestro ser.

ADOLFO FREITAS